El paseo continua entre viñedos, hacia el norte de Cihuri, a cerca de 3 kilómetros de la población en un gran ejemplo de geometría sagrada. Allí se halla uno de los enclaves más emblemáticos, el cerro de La Esclavitud, llamado así porque en él existió una granja y ermita donde se rendía culto a la Virgen aparecida en el lugar del mismo nombre.
La ermita, edificada sobre una cueva monástica, que ya en épocas visigótica y mozárabe estuvo habitada, fue uno de los muchos eremitorios de la cuenca del río Tirón y de los montes Obarenes. La cueva todavía existe y su presencia remite a la tradición de la zona. La mayor concentración de este patrimonio eremítico se sitúa en la margen izquierda del Ebro, aunque en general su ubicación en la región es más bien dispersa.