La cultura del vino en Cihuri, asienta sus raíces desde tiempos inmemoriales:
Nuestro pueblo, forma parte de una zona privilegiada de la comarca de Haro, para el cultivo de la viticultura y elaboración de uno de los mejores vinos del mundo. Una zona al resguardo de los vientos fríos del norte, por los Montes Obarenes y al mismo tiempo, con influencia climática mediterránea, que recibimos a través del valle del Ebro, lo que provoca precisamente en esta zona, un micro-clima especial para el cultivo de las mejores uvas, lo que unido a las peculiaridades calizas del suelo y la aportación de las tradiciones de nuestros vecinos para el cultivo de las viñas y elaboración de las uvas, hacen que se consigan los vinos más demandados por todo el mundo.
Todo ello, pone de manifiesto, una gran belleza paisajística, en Cihuri diversa en cualquier época del año, que se complementa con el Barrio de Bodegas que atravesaremos en la margen derecha del río Tirón.
Tradicionalmente, en muchos de los pueblos de la región se formaron barrios enteros, generalmente en las zonas exteriores de los municipios, con bodegas en los que los viticultores elaboraban su vino. Es un patrimonio de la arquitectura popular que se está tratando de recuperar y poner en valor. La mayor parte han perdido su uso principal para la elaboración, pero se han reconvertido en lugares sociales para el encuentro de familias y amigos alrededor de un buen vino y un almuerzo.
En Cihuri, el Barrio forma una calle con bodegas de dos plantas sobre cota cero y otra con sus calados de forma subterránea, en la que además podemos disfrutar de dos pequeños restaurantes tradicionales donde probar la gastronomía local, basada en los productos de la zona.
Los vitivinicultores de Cihuri, con casi 500 hectáreas de viñedo, además de cultivar sus viñas, se propusieron completar el ciclo productivo, elaborando los vinos de sus propias cosechas de uvas. Para ello durante la primera mitad del siglo XIX, se construyeron sus propias bodegas con sus calados, o cuevas bajo tierra excavados en la roca, en las proximidades de la margen derecha del Río Tirón, formándose lo que desde entonces, se vino en llamar el “Barrio de las Bodegas”. En la actualidad, tras la agrupación de la elaboración del vino, en cooperativas, esta zona se utiliza principalmente para el ocio y la gastronomía típica de nuestro pueblo.
Otro elemento de la arquitectura popular del vino asociado a los barrios de bodegas son las “tuferas” o chimeneas de ventilación de los calados, situadas en la calleja trasera y elevadas sobre la superficie del terreno, permitían eliminar el dióxido de carbono que se producía en la fermentación inicial del mosto de la uva para su transformación en vino y, por otra parte, ayudaban a mantener constante la temperatura y la humedad, gracias a las corrientes de aire producidas por las diferencias de altura y de temperatura exterior o interior.